jueves, 1 de diciembre de 2016

@Micro 112, "Dimensión Polvo"


- ¿Has visto debajo de la cama? –preguntó Rafael, quién permanecía de pie a un costado de su cama. 
- Creo que no –dijo Sibila, sentada en el borde de la misma.– ¿Por qué lo dices? 
- Agáchate a mirar y lo sabrás –dijo su amigo, con una desinteresada mirada.
Sibila se recostó en el polvoriento suelo y levantó el cubrecama. Encendió la linterna de su celular y apuntó directo hacia la oscuridad, donde seis ojos brillaron y se cubrieron con  unas largas y esqueléticas manos. Sibila gritó y dejó caer su celular que siguió iluminando debajo de la cama. Al tratar de ponerse de pie, la oscuridad de la cama se trasladó a la pieza, en donde chocó con un duro techo que no existía justo sobre su cabeza. Avanzó de punta y codo entremedio de la nada, sintiendo las pelusas y el espero polvo levantarse con cada movimiento que daba. Tosió varias veces, tapándose la nariz y resguardándose con el antebrazo, hasta que una potente luz la cegó. Sibila se cubrió de la luz con ambas manos, que eran sólo un recuerdo de lo bellas y delicadas que fueron alguna vez, antes de mirar debajo de la cama de Rafael. La abierta mano de su amigo se asomó a través de la luz, donde escuchó a lo lejos el grito de su nombre.
- ¡Sibila! –gritó Rafael a su amiga, quién yacía inconsciente en su cama.– ¿Ves? –dijo, Rafael a la mujer que estaba sentada de rodillas en su cuarto.– Esta es la cuarta vez que miras debajo de mi cama, pero es la primera de las “tú” que logra volver.
- Pero… pero… –Sibila se mordía las uñas sin apartar la vista de su doble, la que dormía sobre la cama de su amigo.– Debajo de tu… O sea que yo entré… Yo soy… Abajo que cosa… 
- Sibila, tranquila –Rafael bajó de la cama y se sentó al lado de su amiga, recostándola en su regazo, quién temblaba por el desconcierto y el asombro.– Unas cuantas Sibilas más y todo estará muy… muy bien…