jueves, 22 de octubre de 2015

@Orígenes 2, "The Dog"

23 años atrás... en una extraña madrugada.

22/01/92

El viaje era turbulento. El líquido era bastante espeso, por lo que ha varios de mis compatriotas no les quedó otra que abortar misión. Vi también a muchos morir quemados por ese ácido horrible. Si bien comenzamos la jornada varios millones... solo quedamos tres. Estamos aquí, afuera del óvulo... exhaustos y sin reservas. Solo me acompaña mi botella de coñac y una resaca horrible. No sé que pase cuando entremos allí, pero es nuestra única respuesta al porqué existimos, que tanto nos perturba. Para quién encuentre esto, disculpenme, pero mi pulso no es de los mejores... no tengo manos para escribir... tan sólo...un hígado...rancio...

En la actualidad...
22/10/15

- ¡Buena cabros! ¿Qué van a hacer mañana?– preguntó "The Dog", a sus amigos, como así le gustaba que le llamaran. Mañana era el día elegido para celebrar su cumpleaños, por lo que pretendía divertirse a lo grande.
- No lo sé, creo que mañana tengo turno en la Nasa– le respondió José, uno de sus mas íntimos amigos.
- Mmm...– balbuceó Diego, mientras observaba su celular.
- No sé hüeón, yo ya estoy echo pico– contestó Phillip, con sus ojos ya evidentemente rojos.
- ¿Y que quieres hacer tú, hüeón?– era Ignacio quién le hablaba, mientras bebía un largo sorbo de su botella de agua.
- ¡Lo de siempre po'!– le respondió con felicidad "The Dog– ¡TOMAR!.


@Micro 50, "No pude" *

- Está bacán esta mierdadijo Andrés mientras escuchábamos su disco favorito. Mas allá, en otro plano astral, me encontraba yo, intentando comprender lo que ocurría. Los psicotrópicos, alcohol, cansancio y locura... No me pude controlar... En serio, no pude.  
Andrés y yo llevábamos pololeando cinco años. Él siempre fue tierno conmigo. Le gustaba que me disfrazara de enfermera o colegiala. Hombres, siempre con sus fantasías nauseabundas, pero nunca me desagradó darle en el gusto.  Quizá fue el tan prolongado tiempo de pololeo, la monotonía de la vida en sí o bueno, que sé yo. El asunto es que mientras estaba a sus espaldas, escuchando su disco preferido, bajo mi almohada tenia un cuchillo. Lo afilé todo el día anterior. Sí, esto ya estaba planeado.  "¿No te dolió, cierto? ¿No te dolió nada amor? ¿Nada?".
El cuchillo le arrancó toda su cabellera, mientras el me miraba con una cara de espanto terrible. Le decía lo mucho que lo amaba mientras hacia un agujero en sus cuencas oculares, para después mascar uno de sus ojos hasta reventarlo en mi boca. Cuando Andrés intentó forcejear, le partí todos los dedos. Saqué sus uñas, y le raje las manos a la mitad. Había pasado ya dos horas y su pieza tenia un hedor extraño. Mis zapatillas se resbalaban con su sangre. Ya lo había carneado... Ya lo había hervido... Ya lo había enterrado. No me dí cuenta... ¿Cómo pasó esto?...Ah... Si... El disco.
Escuchábamos su disco favorito... Pero yo estaba mas allá... No me pude controlar... Enserio, no pude.

miércoles, 21 de octubre de 2015

@Micro 49, "Esclavos"

La inusual cama se movía de abajo hacia arriba, como si tuviese vida propia. Extrañado, Jorge se sentó en ella, observando sus movimientos.
- ¡Hey! ¡El que está sentado! ¡Acuéstate ahora!– la voz de la señora hizo que todas las miradas se concentraran en Jorge, quién avergonzado se recostó otra vez sobre la cama. "Mierda... ¿que habrá adentro?", pensaba mientras observaba el insípido techo blanco. La mujer en cuestión no dejaba de hablar; explicaba las propiedades mágicas de las camas a todos, incitándolos a participar de ellas.
En medio de su trance, Jorge escuchó un ligero susurro, "Ayú...da...me". Al terminar sus 20 minutos, Jorge se levantó mirando la cama extrañado.
En la noche de ese mismo día, se aventuró a ingresar al lugar para averiguar la verdad. No fue difícil hacerlo, no había nadie vigilando. "¿Será una trampa?", pero ya era demasiado tarde para arrepentirse. Ya en el sector de las camas, tomó un cortacartón y rajó la funda de la cama. Dos extraños seres redondos lo miraron aterrorizados.

- No... no...ya no queremos más... porfavor...
– los pequeños seres tenían un extraño color verde, los cuales estaban sobre un enorme charco rojo de apestoso aroma.
- ¡Sabía que había alguna hüeá rara aquí! ¿Qué son ustedes?
– les preguntó Jorge, aun con cierto temor.- ¿No eres de ellos? ¡Qué maravilla!Los seres saltaron de alegría, aparentemente saludando a Jorge con una especie de abrazo. Le contaron de como la organización de camas los obligaban a succionar la sangre de las personas con el calor provocado. Algunos vomitaban dentro de las mismas camas producto de la sangre, mientras que otros tenían reducidas horas de trabajo si completaban una cuota de litros de sangre por día.
- ¿Nos sacarás de aquí?
– la mirada de los seres hacia temblar a Jorge, aún estupefacto ante la cruda realidad de los pequeños.
- Si pero... tiene que ser rápido, no quiero que...
– Jorge sintió un pinchazo en su cuello, el cuál lo hizo inmovilizar sus piernas, luego sus brazos, hasta que finalmente cayó al suelo. Solo sus sentidos lo acompañaban cuando una mujer lo miró desde lo alto, ignorando a los seres. "Por ceragem", fue lo último que escuchó antes de perder el conocimiento.

Jorge nunca tuvo dolor de espalda y aun desconoce porque decidió ingresar a ese lugar aquella fatídica mañana. Lo recuerda todos los días que debe succionar 30 litros de sangre de ancianos.

miércoles, 7 de octubre de 2015

@Mentiras en el trabajo 11, "Sequía"

- ¿Hagamos su vaquita?– preguntaba José a sus compañeros. Alrededor de las 1pm el calor los aplastaba con toda la fuerza, por lo que era necesario hidratarse. En unos segundos todos aportaron con su cuota de 130 pesos, para que después Daniel entrase a comprar la tan preciada botella de agua.
- ¡Estamos listos, cabros
!– exclamó Daniel al salir con la botella y la boleta en mano. En la fila todos estaban sedientos, por lo que hicieron cachipún para decidir quien ponía sus labios por primera vez sobre la virgen boquilla de la botella.
- No se puede tomar en la fila
– les decía la coordinadora de turno, con un tono seco y fuerte.
- Aaaah, qué onda, si es agua nomás
– respondía José bastante molesto y con una sed enorme.
- No se puede tomar en la fila, son órdenes del local
– la posición de la coordinadora era incambiable, por lo que todos se miraron, dejando la botella cerrada sobre la manguera de emergencia sin beber.
El turno siguió como si nada y uno a uno comenzaron a caer. Algunos compañeros se desplomaron sobre la caja, otros camino a la fila; inclusive la misma sed les impedía contar bien sus monedas.

- No se puede tomar en la fila
– los esqueletos de los jóvenes empaques solo eran reconocidos por sus pecheras, las que ondeaban por el viento junto con la credencial.
José ya había perdido 10 años de vida, pero seguía empacando a pesar de la adversidad. Daniel con un último esfuerzo pudo saborear las gotas que descendían por el envase de la botella, antes de petrificarse allí mismo en la fila, de pie, como un samurai.
José entonces observó a la coordinadora arrastrarse, llegando a la fila y diciéndole sus últimas palabras: "No... se... puede... tomar... en la... fila...". Su cuerpo quedó inmóvil sobre los sucios cerámicos antes de petrificarse al igual que su compañero. "A la mierda", pensó José para sus adentros y sin importarle las consecuencias, decidió darle un largo sorbo a la ya tibia botella.
- No se puede tomar en la fila..
. – por alguna razón desconocida, la coordinadora logró ponerse de pie aun estando petrificada, mirando a los ojos de José con rabia e indiferencia.
- Afuera 15 minutos, por no hacer caso...
– desde afuera, José recuperaba sus fuerzas mientras bebía toda la botella de agua. Desde allí observaba a todos sus compañeros secos, sin moverse y sin vida, mientras el caos reinaba en el supermercado. "Voy a rotar en todas las cajas jijiji", pensó antes de ingresar triunfalmente a empacar, luego de los 15 minutos.

martes, 6 de octubre de 2015

@Micro 48, "Muerte y cadáver"

En algún momento de la noche, saltó a la piscina como si estuviese llena de agua. Para su infortunio, su amigo no quizo llenarla aquel día. Carolina se partió su cabeza  y quedó inerte sobre el cerámico de la vacía piscina, después de haberse lanzado un estruendoso piquero sin éxito. ¿Han oído de que en un segundo ves toda tu vida pasar ante tus ojos, justo antes de morir? Pues no, Carolina no escuchó ni vio nada, tan solo se apagó.
Una vez que su cerebro volvió en sí, sentía mucho calor, su estómago contenía cosas que se movían dentro; junto a esto, sabía que se había defecado hace mucho rato, la cara con sangre seca y además, mucha sed. Carolina se incorporó y, desde los metros bajo tierra que estaba, ascendió a la superficie, dejando sus restos detrás.
Miro a su alrededor y vio las tumbas de otros familiares. Por alguna razón, no se sentía impactada ni asustada. Descendió nuevamente a su ataúd, en una extraña forma luminosa. Ya no veía sus brazos o piernas, pero antes de desvanecerse deseo tocar su cara por última vez... su ya podrida y fea cara.
Cuando subió a la superficie, esta ya no era como antes, sino que había vuelto a la piscina donde murió. Desde la orilla de la piscina, sus amigos y conocidos la miraban con espanto.
En un parpadeo, Carolina se encontraba acostada sobre una cama. Le dolía todo y permaneció así largo tiempo hasta que pudo mover el primer músculo, su párpado. El enfermero al observarla le dio la noticia a los demás. Familiares y amigos le hablaban pero ella no lograba comprender nada. Con el último aliento, Carolina dio a entender sus últimas palabras a los demás, las cuáles hasta el día de hoy permanecen en su epitafio: "Nunca mas hachís... nunca mas".

@El Último, Capítulo 3: "No mires"

El Último
Capítulo 3: "No mires"

- Papi, ¿porqué llora mami?– su hija había llegado hace poco del colegio sin avisar. Hoy la habían soltado temprano, por lo que no tuvo tiempo para disimular nada.
- Mami está bien– le mintió a su hija, mientras la sostenía entre sus brazos. A sus espaldas escuchaba a Kathy sollozar, ahogándose entre lágrimas y almohadas – Mami está muy bien... déjala descansar un poco. ¿Cómo te fue hoy?.
El sol los había premiado con un día maravilloso, por lo que luego de comer algo salieron hacia el departamento a donde se mudarían en un tiempo más.

- ¿Se ve la casa de mami desde aquí?
– le preguntaba su hija cuando ella se asomaba por el balcón. El departamento aún estaba sin ningún mueble y el olor a nuevo aun permanecía casi intacto.
- Ten cuidado Isi ¿ya? No tienes que asomarte mucho cuando no estemos mirándote.
- Si sé papi, ya me lo han dicho.
- Hace caso entonces, ¿o no te acuerdas de que tu mamá te dijo que no miraras hacia abajo?
– le decía esto a su hija cuando le indicaba el suelo. A Kathy nunca le gustaron las alturas, ni tampoco compartió la decisión de mudarse a la ciudad, siempre dijo que podía ser malo para Isidora.
- Quiero que se quieran de nuevo
– mientras hacia un puchero a su padre.
- Pero si nos queremos Isi... es complicado la verdad, pero te prometo que cuando seas mas grande te lo explicaré todo, ¿ya?."Evacúen la zona, evacúen la zona", se escuchaba a mis espaldas desde la calle, trayéndome al presente. Vi la televisión prendida y al viejo observarla totalmente petrificado. Girando mi cabeza, observé hacia la calle el rojo espectáculo sin hacerle caso a lo que decía Kathy, "No mires hacia abajo". El titular en la noticia decía "¿Epidemia canina?", justo antes de que ingresara al departamento y se cortara la luz. El viejo pego un grito; casi respondiéndole, un gruñido que venía de la oscuridad del departamento  se hizo notar. No estábamos solos y tampoco teníamos balas, pero nada superaba mi preocupación por ella y mi hija, teníamos que salir de aquí como sea.
 


jueves, 1 de octubre de 2015

@Micro 47, "La chica del dragón"

Eran las diez de la mañana cuando Marcelo se disponía a realizar su trote matutino. El viento de la playa acariciaba su cara mientras él se amarraba las zapatillas. Al ponerse de pie y ajustar sus lentes, vio a lo lejos a una mujer en una blusa azul, con pantalones negros y una botella de cerveza caminando en su dirección. "Qué asco estos borrachos", pensaba Marcelo mientras comenzaba el ejercicio, sin importarle que venía la mujer. Al estar mas cerca de ella, se percató de que la señorita en cuestión era bastante mas bonita de lo que se veía de lejos. Un busto prominente, buena cadera y facciones; "su charla matutina", se dijo para sus adentros Marcelo antes de que la mujer se abalanzara sobre él.

- ¡Hola!– le gritaba la mujer al oído con un hálito impregnado en alcohol– ¿Estai' bien bueno ah?– bebe otro largo sorbo de cerveza– ¿Cómo te llamai'?.
- Hola... me llamo... ¡cuidado con el hoyo!... me llamo Marcelo ¿y tu?.
- Da lo mismo... ¿Querís' tomar?
– alzando la botella de cerveza llena de espuma y/o "caldo de muelas", lo que hizo reflexionar a Marcelo.
- Acá tengo tu premio, mijito rico– una patada en los testículos hizo caer de inmediato a Marcelo, quién sintió como le deslizaban una pequeña estampilla bajo su lengua.

Minutos después, Marcelo hacia el amor con una mujer dragón. Sus alas los cubrían de todas las miradas mientras su fuego que emanaba de la nariz acaloraba aún mas la situación. Su cuerpo era apretado y entrar en ella aún mas. Marcelo y la chica dragón hicieron el amor durante 2 horas sin parar. Su cuerpo estaba adormecido luego de terminar, mientras veía como la chica dragón se levantaba y comenzaba a orinar... estando de pie.
No pudo articular ninguna palabra en ese momento, pero sus quejidos de rabia y furia se transformaron en dolor al sentir un punzante ardor en su ano. La dragona se dio vuelta y lo miro a los ojos, con una clara sonrisa en su cara, antes de emprender el vuelo hacia mas allá del sol.

Los titulares del día siguiente repetían lo mismo: "Chico en éxtasis es violado por un travesti".