sábado, 30 de mayo de 2015

@Micro 12, "Amor de familia" *


- ¿Qué te pasó? –escribió Vicente a su hijo, Felipe, quién llevaba una semana desaparecido. Hoy figuraba "Conectado" en la red social.
- Nada, estoy bien. Tengo que contarte algo eso si. Voy a ser papáVicente observó un largo rato el mensaje antes de responder. En tanto, Felipe temía lo peor mientras el temido "Visto" aparecía.
Al día siguiente, Felipe llegó a la casa. El padre lo esperaba con un bate listo para castigarlo hasta que se percata de lo peor: su hijo venía en silla de ruedas y sin piernas.
- ¡Hijo, qué te pasó! exclamó Vicente horrorizado, dejando caer el bate.
- Padre –Felipe agachó la cabeza, sin poder mirarlo a los ojos.La verdad es que no serás abuelo. Lo cierto es que sí, perdí mis piernas. Pero la verdad es que... Soy adicto a la pasta... vendí mis piernas por droga padre... ¡Por droga!
Aquella tarde, su padre se dio cuenta de una cosa: no importa que tan basura sea tu hijo, siempre existirá el amor de familia.

viernes, 29 de mayo de 2015

@Micro 11, "Flores"

Alberto llevaba bastante tiempo sentado en el colectivo. Con sus nalgas entumecidas, presionado junto a la puerta y sin audífonos, solo podía escuchar la conversación de la señora a su lado, la cual estaba acompañada de su hija. Ella hablaba con una amiga, quién preguntaba en donde estaba y cuando llegaba, a lo que le responde en susurros"estaba... en... las flores de bach...". Alberto, extrañado, decide interrumpir la conversación.
- Disculpe señora, pero no tiene porque tener miedo de decir "Flores de Bach" en voz alta. Es un maravilloso tratamiento y, ¿usted se avergüenza disminuyendo su voz? Porfavor, no sea ridícula le increpa Alberto en un tono muy serio.
La mujer, con un sospechoso rojizo en sus ojos, tan solo observaba a Alberto, sin articular palabra.Al llegar a destino, este le da la pasada a la señora, la cual le responde.
- Disculpe, pero lo que yo diga o no diga, no es de su incumbencia, ¡sapo culiao! ¡yo quiero a mi hija! ¿¡Me escuchó!? le responde la mujer totalmente enojada y con su rostro evidentemente rojo.
Cuando se baja su hija, este se encuentra fuera de si y en silencio. La mujer, desviando la mirada, le dice "vamos". Es cuando Alberto ve con claridad, como ella acaricia las nalgas de su hija en plena vía pública y esboza una sonrisa digna de un pedófilo, saboreándose sus labios al hacerlo.
Alberto en un acto de ira, llama a carabineros, a la prensa y a todos sus vecinos contándoles sobre la asquerosa mujer que acababa de ver. Esa misma noche, Alberto es asesinado en su casa.
El único que no sabia de la red de pedofilia en su comuna era él, Alberto siempre fue solitario. Debería haber llevando sus audífonos aquel día.

miércoles, 27 de mayo de 2015

@Micro 10, "Matrimonio" *

"Lo había comprado hace dos días. Era un anillo hermoso. Me costó casi 3 años juntar la plata. Y justo ayer le había pedido matrimonio. Estábamos tan felices...
Llegué a la puerta de mi casa y vi un charco de sangre que se extendía hasta la cocina. Lo rodeé mientras me afirmaba de las paredes, sin entender lo que había pasado, hasta llegar al origen.
El monstruo me devolvió la mirada apenas me asomé a la cocina. Un león de color verde masticaba un brazo, luego de haber dejado a medio terminar un cuerpo totalmente destrozado. Mis ojos se abrieron al ver el brazo que mascaba... Tenía el anillo puesto.
Mi esposa... Mi futura esposa... Mi amiga... Era comida por un león de color verde.
Me desnudé y sin pensar en la diferencia de fuerza, me abalancé sobre la bestia. Logré golpearlo con un certero puño en la cara, junto con todo el peso de mi cuerpo. El animal salió a través de la puerta de la cocina a una velocidad increíble, atravesando murallas y casas aledañas hasta un punto en que lo perdí de vista. Perplejo y con el puño aún apretado, bajé la mirada percatándome de mis pies húmedos por la sangre de mi esposa; estaba de pie sobre lo que parecía su vagina con el período. De inmediato salté a un costado y sollocé por ella de rodillas y en silencio.
Una luz me cegó, y salí disparado fuera de la cocina. El león había vuelto con una bazuca, la que disparó justo donde estaban los restos de mi esposa. Logré incorporarme envuelto en sangre mía o de ella, no podría saberlo, limpiándome la cara con mi antebrazo para poder ver a la bestia a los ojos. Su enojo era evidente, su rujido enorme y su hambre insaciable. Luchamos por mas de 3 días sin parar, destruyendo la ciudad entera. Cuando logré aturdir a la bestia, aplasté el cuerpo de mi enemigo en un moledor de autos y puse fin a la carnicería.
Desnudo, bajo el sol y luego de haber apretado el botón de "Stop" de la máquina, me desmayé y caí a la áspera y polvorienta tierra de aquel vertedero de autos."
Samuel era un inquilino de un reconocido hospital siquiátrico de la ciudad. Este fue su testimonio cuando se le interrogó porque había asesinado a su esposa. Samuel fue condenado a cadena perpetua.

martes, 26 de mayo de 2015

@Micro 9, "Confusión"

El calor inundaba el departamento, rastros de comida por doquier y en el sillón, Benjamín y Fernando estaban en un profundo trance brindado por un ácido. Hundidos y húmedos, cada uno en su propio viaje, visualizaban diversas cosas sin y con sentido.
Todo lo bueno tiene un final, y cuando este llegó, Benjamín dejó el lugar para proseguir con su vida sin antes advertirle a Fernando que se cuidara. Lo hizo en vista de que, al despedirse de él, sus ojos seguian desorbitados, extraños, no en este plano. La preocupación duró poco. Su prioridad era irse a su casa a comer algo o dormir.
Al momento de que Benjamín llegará a su casa, su telefono sonó. Quién le hablaba al otro lado era su amigo, Fernando.
- Hüeón, ¡tenis' que venir! ¡Tenis' que venir loco!– Fernando sonaba mucho mas drogado de cuando lo dejó.
- Espera, hüeón... A ver, ¿que hüeá te pasó?– sin en realidad sentirse preocupado al respecto.
- Loco... estaba en mi volá' cuando nose porque, un duende, loco, un duende golpeó la puerta... ¡lo tengo encerrado en el closet!.- declaró con plena seguridad Fernando.
- Aaaah, pero weón, como chu...
- ¡LOCO, NO ESTOY WEANDO, TENIS' QUE VENIR!– fue lo último que escuchó antes que se cortara la llamada.
Benjamín trató de contactarse por todos los medios pero su amigo no contestaba ninguno. Con hambre y sueño decidió volver donde Fernando, dispuesto a sacarle la cresta.
Nadie abria la puerta, por lo que Benjamín forzó la chapa de unas certeras patadas y entró. Encontró a Fernando sentado a la entrada del closet. Mirando hacia el suelo, sus pupilas dilatadas, un aroma a orina inundaba la pieza... su amigo se habia meado y, además, sostenía un bate.
- ¡Fernando, hüeón, reacciona!– lo abofeteó fuertementeOye, hüeón, ¡soy el Benja!– zamarreando a su amigo de los hombros hizo que este le devolviera la mirada. Lentamente Fernando se levantó, sin soltar el bate en ningún momento y posando su índice en los labios, le susurró:
- Esta ahi hüeón... lo encerré apenas entró... tiene una olla llena de monedas de preciosos colores... te lo juro hüeón– Fernando tenia un hilo de baba colgando de su boca.
- Hüeón... terminemos esta hüeá loco– Benjamín comenzaba a abrir el closet a pesar de que Fernando gritaba que no lo hiciera– Te dije que no teniamos que mandarnos esa hüeá hoy porque...
Lo que parecía un duende saltó del closet, golpeando a Benjamín fuertemente en los testículos. Los fallidos intentos de golpear con el bate a este extraño ser, terminaron en Benjamín, el cual chillaba de dolor. Para cuando Fernando se dió cuenta de que Benjamin estaba inconciente fue muy tarde.  Una olla lo golpeó en la cabeza y cayó al suelo, al lado de su amigo.
El olor a orina despertó a Benjamín; estaba durmiendo sobre ella. Asqueado, se limpió la cara y se levantó. Desde la pieza vió como entraban 3 carabineros acompañados de una persona pequeña, el cual resultaba ser el vecino de Benjamín, Felipe. Su estúpido amigo lo confundió con un duende y la olla en cuestión era para pedirle agua, justo hoy se la habian cortado.



lunes, 25 de mayo de 2015

@Nada 1

El hombre pudo

El perro se alejó, pero su mirada permanecía fija, intacta
Ante él se esbozaba una enorme figura que se burlaba de su alma
El perro se enfurecía a ratos
pero no era una razón para negarse a su enojo
Con esfuerzo, logró sobreponerse a la adversidad
Y dislumbró, sin ninguna duda, el hecho de que el perro era viejo, antiguo, oxidado
Sus vacios tanques de reserva le impidieron ser parte de un adecuado proceso
Sus mechas sucias y polvorosas
Sus pasos lentos y tranquilos
Sin nada que acotar, decidió hacerlo
Cuando ocurrió el momento, la marea negra azotó la costa
Y su helada temperatura se convertía en una sola
El perro no se esfumaba, se mimetizaba
El tiempo era uno solo en aquel entonces y se fundieron
No lo negó, no lo evitó... lo afrontó con valor
El hombre pudo.

domingo, 24 de mayo de 2015

@Micro 8, "El pecado"

-  ¡Te dije que no quiero! exclamó con rabia Ricardo. Ya no quería mas forcejeos, no deseaba entrar.
- ¡Pero si no te va a pasar nada!, nadie ha muerto por entrar hüeónle recriminaba su amiga Fernanda, la cual solo quería que entrara para satisfacer su curiosidad.
- Mira, lo haré... pero solo porque estas de cumpleaños mañana, ¿ya? le mencionó Ricardo, ya estaba cansado de discutir.
-  Bueno, gracias, te quiero mucho, mierda respondió Fernanda, con sus ojos llorosos.

La tensión y emoción en el aire se sentían. Por un lado Ricardo sentía temor de atravesar esta puerta, por otro, Fernanda estaba muy emocionada. Ella había soñado esto hace unos días y sabía que solo haciéndolo dejaría de pensar tanto en ello.
Dudando, pero haciéndolo, Ricardo abre las puertas y entra, dejando de lado todos sus temores.
Casi espontáneamente, flamas comienzan a aparecer en el cuerpo de Ricardo, luego, el humo. El aroma a carne y pelo quemado comenzó a inundar el lugar. Fernanda, en un brote psicótico, solo se reía mientras observaba con sus pupilas muy dilatadas como su amigo se quemaba vivo tan solo al atravesar dicha puerta.
En aquella noche, ya nadie estaba dentro ni tampoco en las cercanías. Los gritos de Ricardo no era oídos por su amiga pero si por las silenciosas paredes de aquel lugar, en donde retumbaban en ecos de desesperación. Así es, el lugar en cuestión era una iglesia. Cristo no amaba a Ricardo.

sábado, 23 de mayo de 2015

@Micro 7, "Gran cabeza"

Ya era pasada la medianoche cuando José atinó a observar su reloj. Su estado era deplorable pero era nada comparado con sus amigas, las cuales corrían y gritaban por la carretera sin parar. José solo las observaba, y a pesar de los sentimientos de deseo que tenia para ambas, simplemente atinó a caminar en la misma dirección, esperando de alguna forma llegar a su hogar.
Al pasar por el trayecto que los llevaría a la casa, vio como las dos amigas se enfrascaban en discusión con una estatua. Esta estatua correspondía a un cráneo gigante de alguien famoso, que al parecer la municipalidad de dicha ciudad le tenia respeto. José no tenia ni puta idea de quién era.
- ¡Que me estai' mirando, hüéon!.- le gritó una de sus amigas a la cabeza, la cuál solo les devolvía la mirada. Una de ellas, tomó una piedra de considerable tamaño y la arrojó directamente al cráneo - estatua, el cual salió desprendido de su pedestal, terminando en la carretera.

Impactados los jóvenes apreciaron como la cabeza rodaba por el suelo hasta unos metros mas allá. José no sabia si reír o llorar. Se sentía en problemas, quería dejar botadas a sus dos estúpidas amigas e irse corriendo, ojalá desnudo, pero José decidió ir mas allá de la cobardía. Tomó la cabeza con sus manos y la dejó dentro de un carro de supermercado. Sus amigas, que aun reían, observaron el momento del accidente.
Un camión de basura impactaba a José y al carro de supermercado, mientras que la gran cabeza volaba por los aires en dirección hacia sus amigas. Ambas, horrorizadas, vieron como la cabeza que rodaba hacia ellas no era la de la estatua, sino de José, su amigo jote que era conocido en toda la ciudad por ser cabezón. El cuerpo desparramado de José yacía en la acera, mientras que la cabeza - estatua quedó en el mismo lugar en donde debería estar su cráneo original.
José nunca lo supo, pero esta cabeza era de un familiar muy antiguo, tío de su abuelo mas bien, el cual falleció atropellado por una carreta hace mas de 100 años en el combate naval de Iquique. También perdió su gran cabeza.

viernes, 22 de mayo de 2015

@Micro 6, "Estafa"

Sus ojos lagañosos lograron abrirse después de un productivo sueño. Los rayos de luz no entraban a la pieza por lo que decidió, con el primer esfuerzo del día, abrir la cortina levemente.
Al hacerlo, aprovechó de hacer lo mismo con la ventana (su olfato le hacia comprender que su habitación apestaba).
Su oído, en este momento, captó una trifulca en la casa vecina, "La hüeá rara"pensó aún medio dormido– "Recién son las 8 de la mañana". Sin mas preámbulos, comenzó a oír detenidamente lo que ocurría:

- ¡Pero si eso le va a servir!– decía el primer hombre, al parecer, un poco mas viejo.
- ¡Pero yo no quiero eso!– le respondía airadamente el otro desconocido personaje.
- A ver... pero yo se lo puedo arreglar... por 50 mil pesos.
- ¿¡Uste' está loco Don Andrés!?– fue lo último que oyó hasta que una lluvia de golpes y forcejeos se escucharon.

Era desconocido para este individuo si "Don Andrés" iba ganando la pelea o su vecino, por lo que decidió salir a su patio con lo que tenia puesto. Colocó la escalera cerca de la pared y subió hasta quedar casi de pie sobre ella, lo que le permitió tener un panorama claro de la situación. Decepcionado, observó la escena.
Su vecino, que tanto respetaba, era follado por Don Andrés a tal punto de que sus ojos estaban totalmente fuera de sus cuencas. Ni siquiera el apretado pantalón de pitillo de su vecino fue impedimento para que el añejo miembro de Don Andrés lo atravesará de par en par.
Consternado, el sujeto comenzó a bajar la escalera sin antes vomitar el patio de su vecino, "Preferiría despertar viendo esto que tener que levantarme a las 8 para ir a clases"– pensó el somnoliento amigo.

@Micro 5, "Cubeta"

Los sentidos no eran capaces de captar lo helado de la noche ni el frío de los escalones; los sentidos estaban ahogados en alcohol. Estos sentidos correspondían a tres amigos que se divertían durante la noche, los cuales decidieron descansar a un costado de la calle después de tanta jarana. Su ropa apestaba a humo, sus poleras mojadas por la cerveza, pero un objetivo seguía siendo claro... aun debían morir.
Uno de los presentes comenzó a tambalearse. Al consultarle si se encontraba bien, solo se obtenía de respuesta gruñidos etílicos propios de un borracho. Sin querer parecer un vagabundo de aquellos con su constante tono de piel rojo por el vino, prefirió vomitar en un recipiente que tenia a mano en vez de hacerlo en la calle; este correspondía a una cubeta que había en el lugar.
Su bilis mezclada con cerveza subía y bajaba para terminar de a poco en dicho recipiente, el cual se llenó un poco mas de la mitad. Ya exhausto, sus amigos solo reían de su proeza, mientras su amigo dejaba la cubeta a un costado, sintiéndose triunfador.
Al cabo de unos momentos, una amable persona que se dedica a limpiar los vidrios se acerca a buscar algo, percatándose del horror. La cubeta de esta persona trabajadora, herramienta para ganarse unos pesos en esas turbias noches, yacía repleta de vómito mezclada con el limpiavidrios barato que tanto había costado comprar.
A lo lejos, los amigos escuchaban unos reclamos, algunos insultos... hasta que notaron algo. El objetivo había sido cumplido... habían muerto.

@Micro 4, "El ocaso de las botellas"

Ambas botellas de pisco miraban con sufrimiento como su contenido se acababa, era cosa de minutos para que sus vidas terminaran en el lugar que mas temían, la fábrica de reciclaje. Los recuerdos de un sinúmero de botellas yacían en sus transparentes pieles, que resistían constantemente los embates de asquerosos tentáculos pegajosos de seres horribles. Rezaban, eran lo único que podían hacer.
Una de las botellas no soportó la presión y saltó al vacío, pero desconocía la rapidez de un ser borracho como ellos, él cual la atrapó en el aire y acercó a su especie de hocico nauseabundo el cerebro de una de las botellas, succionando su contenido. La otra botella lloraba y lamentaba la pérdida de su gran amigo; llanto que se transformó en terror al saber que era su turno.
El cadáver de su amigo yacía en las manos de esa sucia bola de olores el cual, por razones desconocidas para la botella, fue reventado contra una mesa y que luego fue usado por el ser repugnante para, al parecer, asesinar al otro monstruo.
La escena era repulsiva. Su amigo medio muerto era insertado en aquella carne infectada, mientras que un líquido rojo ensuciaba todo a su alrededor. La botella no soportó esto, desmayándose.

Para su suerte, renació. La botella había sido procesada en la planta de reciclaje para ser vuelta a usar. La botella se sentía bien, contenta, no recordaba nada y ya era libre. Su celebración no duró mucho cuando apreció su reflejo en la vitrina. Decía claramente en su etiqueta, "Pisco La Serena".

- ¡Nooooooooooooooooooooooooo!– exclamó la nueva botella.

@Micro 3, "Temerarios"

Ya no quedaba mas infusión de té, "¡pero aún quedaba todo el resto del día para disfrutar!"– pensó Andrés luego de pasar un divertido momento junto a sus amigos. Al dirigirse cada uno hacia sus respectivos hogares, el sol lo apremiaba. Una suave brisa recorría toda la plaza y se sentía en maravillosa forma. Mientras se aproximaba al final de esta, logró divisar un colectivo, el cual desde que él había llegado a la plaza se había percatado de su presencia, al cual no le tomó importancia. Ahora (luego de esa hora de diversión) el colectivo seguía igual, en la misma posición, con la puerta abierta y el chofer adentro. Este, no se movía.

Andrés comenzó a caminar lentamente hacia el colectivo. Una extraña fuerza se apoderó de él, quizá por el té o simplemente porque era un idiota, pero Andrés realizó la acción mas incoherente que cualquier ser humano podría haber pensado. Andrés sacó al chofer inconsciente del automóvil lanzándolo al suelo, el cuál parecía que había sufrido un infarto. Posteriormente, tomó control del colectivo y partió. Sin un destino claro, Andrés pretendió ser un chofer de colectivo por un día. Para su mala suerte, se estrelló 2 minutos después contra la reja de su casa. Algo atontado, consiguió salir del vehículo antes de que este hiciera explosión, destruyendo el frontis de su patio.
Andrés no sabia manejar.

@Micro 2, "Pijama"

Jacinta  estaba llegando del trabajo, cansada y somnolienta. En verdad deseaba dormir tranquila hoy pero debía ver a su hijo antes de descansar. Roberto le había dado muchos problemas últimamente, había entrado a la edad del pavo y nada lo sacaba de la pieza, a excepción de ir a clases. Se encerraba durante horas pero la psicóloga le dijo a Jacinta que, "Hay que darle su espacio". Tan solo se acercó a la puerta de su pieza y le dijo:

- ¡Roberto!, llegué cariño. ¿Estás bien? ¿Necesitas algo?– preguntó Jacinta, sin mucha esperanza de que le respondieran. Al cabo de unos momentos, escuchó.
- Si– le dijo Roberto, con un tono desinteresado– estoy bien, gracias.

Pasado un rato lo llamó para tomar once pero esta vez no obtuvo respuesta. Ya se estaba comenzando a fastidiar cuando decidió abrir la puerta. "Que se joda esa puta zorra psicóloga" pensó para sus adentros. Al momento de abrir la puerta nada vaticinó lo que veria. Roberto, su único hijo, el que alguna vez fue un regalo de dios, se encontraba acostado con un pijama de conejo realizando el acto de la masturbación. En ese preciso instante, sus miradas se encontraron, la cara de espanto de Roberto no era muy distinta a la de su madre. Pero, antes de que pudiesen decirse algo, un golpe en la nuca dejó inconsciente a Jacinta.
Pasaron exactamente 25 minutos hasta que ella comenzó a recobrar el conocimiento. Estaba atada a una silla, sus ojos vendados pero su boca estaba libre.
- ¡Roberto!– exclamó con desesperación– ¡Hijo!, en donde estás, ¡contéstame!.
- Cállate mamá– la voz a sus espaldas la asustó.
- Que... ¿Quién eres?...¿Porqué estoy aquí?– Jacinta estaba aterrada, tan solo quería saber qué pasaba mientras forcejeaba con las ataduras.
- Oh madre, tu siempre lo has sabido En este instante, su silla se gira y le destapan los ojos. Era Roberto, su hijo era un adulto, lo podía reconocer, sabia que era él. "Pero como... ¡imposible!".

- Así es madre, ya no seré mas torturado por ti. Esto... es un adiós– Le dijo su único hijo antes de inyectarle una dosis letal de clorinda directo a sus venas.
Jacinta, en este momento, recordó todo. Sus terapias con la psicóloga, el pijama de conejo, la masturbación. Jacinta había abusado de su hijo todos estos años hasta la edad de los 25, donde se reveló de su opresora la cual lo disfrazaba de conejo para mantener relaciones incestuosas de manera obligada. Roberto ahora es libre y feliz. Jacinta, por otro lado, aun está desaparecida.

@Micro 1, "Exceso"

Alrededor de las 3 de la mañana ya nada importaba y lo único que evitaba a Karina de irse contra el suelo era su fiel amigo, Gustavo, ambos ahogados en alcohol producto de su cumpleaños. Llevaban caminando ya 2 horas de manera tortuosa, el carrete había comenzado hace un mes y Karina no estaba de cumpleaños hasta en dos meses más, pero eso no era impedimiento para celebrarlo antes.
Gustavo, ya cansado de ser un mero amigo, decidió declararse luego de acompañar a Karina durante todas estas semanas de distorsión. Siendo las 4am, Gustavo decide dar el paso final y le declara su amor, manifestando aquellos sentimientos ya guardados de antaño, dejando salir todas sus emociones para su, ya mas que ebria, amiga.

Fue en este momento en donde pasa un auto a gran velocidad y les deja un paquete a sus pies.  Lo único que escuchan antes de que este desaparezca de su vista es "¡Búsquenmeeeeeeee!". El contenido era incierto, estaba oscuro, ambos ebrios, difícil saber de que se trataba todo esto. Lamentablemente, para Gustavo, sus conexiones neuronales no le permitieron realizar la sinapsis correspondiente de que, un paquete extraño arrojado a altas horas de la madrugada con alguien gritando, quizá no sea buena idea abrir. En un segundo las vidas de ambos terminaron y se fundieron en un ensordecedor grito, acabando con ambos amigos y, con Gustavo maldiciendo todo el tiempo que espero para nada... Así es, el paquete en cuestión era una bomba la cual estalló en mil pedazos desintegrando los cuerpos de un amor no reconocido por el ángel Gabriel.

¿Quién era el que lanzó la bomba y gritó aquello? Pues nada mas que el amante de Gustavo, Alonso, su primo homosexual sediento de venganza. ¿Porqué gritó eso? Ni él lo sabe, también estaba ebrio.